Funciones y beneficios de una silla gamer: ergonomía y más
Desde tiempos inmemoriales hemos sido víctimas de fugaces llamadas de atención sobre nuestro postura al tomar asiento, información que la mayoría de nosotros hemos ignorado de forma masiva e indistinta. Sin embargo, al momento de pasar varias horas sentado frente a la computadora o consola de videojuegos, una postura puede ahorrarte muchos problemas (en serio, muchos). Para evitar este tipo de escenarios existen sillas que se ajustan a la curvatura natural de la espalda, modelos de asiento fabricados con mejores materiales, ergonómicos, donde el peso, calibre y eje vertical están diseñados para que el usuario pueda pasar muchas horas sentado sin sufrir ningún tipo de lesión. Vayamos un paso más allá y analicemos cómo es eso que llamaban «sentarse bien».
Características esenciales de una silla gamer
En primer lugar, nos debe quedar claro que un buen asiento debe componerse de un respaldo, unos apoyabrazos ajustables que favorezcan el descanso de las articulaciones y, por tanto, obstaculicen la habitual sobrecarga muscular que redunda en problemas de hombros, cuello y espalda. Además, tanto el asiento como el respaldo deben contar con materiales de espuma acolchada para no "estrangular" a los tendones y que a largo plazo ocasionen dolor e inflamaciones sobre la zona.
Cuando nuestros músculos están en tensión ofrecen contra resistencia a la presión que ejerce la gravedad. Nos mantenemos, como se dice comúnmente, en vilo. Jugar así nos distrae, nos hace menos competentes. Una mala postura frente al ordenador limita nuestra capacidad de maniobrar, inclinarnos y movernos sobre el escenario de juegos. De hecho, hará que nos agotemos antes.
Así es como debes sentarte
Habrás visto que una buena silla gamer tiene la opción a desplazamiento horizontal. Algunas mantienen fijo su respaldo trasero, otras cuentan con un módulo extra para dejar descansar las piernas. Es un vasto universo, porque cada fabricante apuesta por su propia tecnología. Pero la clave está en estos dos puntos: que puedan girar sobre su eje vertical, lo que reducirá la rotación de la zona lumbar (y el torso al completo), ya que la silla no ofrecerá resistencia. De esta forma sortearemos lesiones graves como la inversión de las curvas lumbares o la hiperpresión discal. El segundo punto clave está en la altura. La silla debe contar con distancia suficiente para que tus brazos reposen, tus piernas no cuelguen ni deban flexionarse en exceso y tu cuello no tenga que mantenerse inclinado ni hacia arriba ni hacia abajo, sino perpendicular al centro superior de la pantalla.
La recomendación común de cualquier fisioterapeuta se vertebra en: mantener los brazos apoyados, permanecer recto -aprovechando la extensión completa del respaldo, que la columna forme un ángulo de 95-100° respecto a la base, inclinándonos hacia atrás muy ligeramente- con una distancia de a unos 65 centímetros de los ojos y con la pantalla ligeramente inclinada hacia arriba (unos 10°). Efectivamente, la vieja forma de 4 invertido no es compatible con nuestros músculos, como sentenciaba Miguel López, director de salud laboral del Instituto de Biomecánica de Valencia. Muy importante: el asiento no debe presionar sobre la espalda, debe contar con fondo suficiente para acomodarse -más información, aquí-. Y por último, cuidado con los soportes de cuello y lumbares: puedes usarlos, pero deben ser poco prominentes, o forzarán tu postura y tendrás que estar corrigiéndola cada pocos minutos.